¿Dónde está vuestro salvador?
¿Dónde está aquel que destruirá todos los libros,
que os subirá de nuevo al caballo
y os echará a galopar?
¿Dónde está?
Poemas
Las arañas hacen sus telas
Las arañas hacen sus telas
entre las vigas muertas
de las casas viejas.
No las hacen para cazar
sino para que esas casas
no se derrumben,
para mantener en pie
lo que el abandono quiere
echar al suelo.
Hipótesis, p. 45
Hay tantos que desearían callar
Hay tantos que desearían callar,
pero viven siempre preguntados
por cada cosa, por una voz
que no está en ellos ni afuera,
y no pueden evitar responder
en un idioma que no entienden
a palabras que no entienden.
Todo está en perpetuo movimiento
Todo está en perpetuo movimiento.
Nada se repite.
La identidad es una sofistería
propia de espíritus tercos.
Pero escuchad los pasos de todo
lo que se mueve. Callad, ¿no oís
el rumor incesante del vacío?
Hemos pasado de puntillas
Hemos pasado de puntillas
sobre los cuerpos amontonados.
Ninguno levantó una mano
para agarrarnos por el tobillo
y recordarnos así las brumas
de sus riberas natales.
El mundo continúa más allá de las palabras
El mundo continúa más allá de las palabras,
pero también las palabras más allá del mundo,
hacia el entrechocar del abismo del sinsentido
¿Acaso podemos rasgar su tela de araña
y volar como el ave rapaz cuya mirada
penetra la distancia?
El gran público
Escribir para hombres simples,
para mujeres horteras,
para gentes que se pirran por la loza
de los grandes almacenes,
para eruditos que adulan y compran
al filósofo Wojtyla
o cualquier otro humanista de contraportada.
A veces el entusiasmo
A veces el entusiasmo llega a nuestra puerta
y ve la sombría ceniza de nuestra respiración.
Entonces no sabe si entrar o dejar
que nos agostemos hasta el sueño.
Ya habrá un mañana, parece pensar,
un mañana de pasos indecisos
Oda a los idiotas
Los idiotas saben muchas cosas.
Roguemos a ellos el néctar
que Dios, a su imagen y semejanza,
exprime para nosotros.
Escuchemos de ellos la ley
que todo lo abarca en sentencias
perfectas y completas.
Tengo en el alba de mi penumbra
Tengo en el alba de mi penumbra
tu luz abultada,
se derraman tus ojos mudos
y caen por la pendiente
del vacío.
Todo cuanto el cuerpo puede amar
Todo cuanto el cuerpo puede amar
está hecho de roces y vibraciones.
Todo cuanto puede ser objeto de nuestro deseo
es un murmullo rompiente contra los muros.
La luz los penetra y nada en la vida
conoce el vacío o la quietud. Nada nos niega,
Tratado de poesía absoluta
El amasijo se hace de grafismos.
Los grafismos horadan el aire o la tierra,
mas nunca el fuego o el agua.
Los grafismos esconden el fuego o el agua,
mas nunca el aire o la tierra.
Sequía
Vino el mercader y vio
que ya nada quedaba en el mercado,
que las tiendas estaban vacías, que no había
jarrones, flautas, alfombras ni alhajas;
que ni siquiera había tiendas, sólo desierto.
Todos decían: no nos importa, desconocemos la sed.
Pero el mercader aún la conocía, así que tomó un atajo
e hizo que cesara la lluvia interna,
El secreto del tártaro
Mirad:
Estos pueblos están acostumbrados a que los devasten,
estiran sus tiendas sobre la llanura, hasta lo infinito,
y se tumban bajo el sol a esperar al tártaro.
¿Qué hacen en su postración?
Cuando tenía un trabajo
Cuando tenía un trabajo al que acudía en autobús
cada mañana,
una de mis fantasías era bajarme
en cualquier parada intermedia
y no llegar nunca,
Cómo no sentir el empuje de tantas gentes
Cómo no sentir el empuje de tantas gentes
cada mañana. Lo sentimos
en el vientre
y en lo alto
de la cabeza
Entre que todo sea gratis
Entre que todo sea gratis
y que nada lo sea
está la totalidad del océano.
Y si los extremos se tocan,
acaso sea lo mismo pasar
la existencia despellejando billetes
del cuerpo en cada acto
que pasar sobre el asfalto
Gesta séptima(frag.)
Qué pequeña es toda la inmensidad de la infancia
cuando huele en el pecho a campos primeros
a hierba mojada
flores saladas
trenzas de barro
pan de manos…
Física del camino
Camino descalzo siempre
y el mundo es una eterna playa de húmedas arenas
en donde no hay mar y tierra,
sino sólo la parte en que ambos se lamen
como perros recién casados.
Son sus lenguas las que borran mis pasos
justo después de haber sido pronunciados.
Gesta segunda (frag.)
¡Os veo!
Rosadas puertas,
blasones rotundos ondeando cual ciclones,
vapores mundanos que penetran masivos en la tierra.
Llego sobre el asno infinito que desciende acantilados.
Los campos de la poesía
Los campos de la poesía
son de árida exuberancia.
En ese destierro, bajo el sol absoluto,
caminamos los ciegos a la sombra
nítida del verbo.
Amar deja, como la guerra
Amar deja, como la guerra,
devastaciones germinadas,
campos exuberantes,
soledades que crecen
salvajes e insólitas.