Un mundo infeliz

Un hastío vino a ensombrecerme. Fue entonces cuando comenzó mi calvario. A las puertas de la empresa siempre hay voluntarios que te sonríen, ponen esa cara patética de amar a todos los seres vivos. En aquel tiempo, esas melazas aún me reconfortaban. Por el camino, al irme a casa, siempre podía pasar por la librería, allí me regalaban un café y una charla pretenciosa sobre la conciencia cósmica. … sigue leyendo →

El extraño caso del doctor Puertas

Con la ayuda de una pequeña fortuna y en el más absoluto secreto, el doctor Julio Puertas construyó una máquina del tiempo que funcionaba con plutonio. Semejante logro era la culminación de un sueño de la infancia que jamás abandonó. Estudió ingeniería, se doctoró en física y consiguió trabajos bien pagados para financiar su proyecto, y a todos renunció para dedicarle más tiempo a una máquina que crecía como un huevo cósmico.… sigue leyendo →

El pintor y la luz

Hubo un pintor que andaba por donde no hay caminos escritos en busca de la luz perfecta.

En cierta ocasión, un rayo se abrió paso entre las nubes y formó un abanico sobre las colinas lejanas. Bajo aquella luz, todo cobraba vida nueva.

El pintor se quedó prendado de aquel cielo, pero cuando quiso pintarlo, la luz se extinguió.

Volvió al mismo lugar un día tras otro.… sigue leyendo →

La señora Enríquez

La señora Enríquez nació en una de tantas posguerras. Entre las zarzas y el barro, aprendió el hambre y la fortaleza antes que el habla. Sus genes, programados para formar una atleta, formaron sin embargo una mujercita menuda y flaca de miembros fibrosos, pómulos desafiantes y pies ligeros. Se movía con el nervio y la constancia de quien no ha crecido con el lastre de una barriga llena, y como conoció todas las limitaciones, jamás fue capaz del mínimo exceso. … sigue leyendo →

Zaprezs

Zaprezs situaba la puntera de sus zapatos sin brillo en el límite exacto del escenario. Su atuendo había sido tratado minuciosamente para eliminar toda luz y todo reflejo. El único blanco era el cuello de la camisa que apretaba la carne de la papada contra la mandíbula y empujaba hacia atrás la cabeza. Todo el cuerpo la seguía, recto bajo una levita ceñida cuyos límites no se distinguían contra el fondo negro.… sigue leyendo →

La huida de las palabras

Una noche de verano, mientras todos dormían, las palabras comenzaron a escaparse por la ventana. Estaban hartas de que las usaran de forma vulgar, malsonante o incorrecta, o para engañar, mentir o insultar. Por eso, unas pocas, las peor usadas, rompieron las cadenas que las atan a nuestra lengua y se lanzaron a la aventura. La primera que escapó fue «libertad», que pronto fue seguida por otras de las que siempre estaban en boca de todos, como «bien», «razón» o «dinero».… sigue leyendo →