Tengo en el alba de mi penumbra
tu luz abultada,
se derraman tus ojos mudos
y caen por la pendiente
del vacío.
La soledad es un eco esquivo,
una viga atravesada entre las pestañas.
No hay leyes de la inercia
capaces de ocultarte
ni átomos que te deshagan.
Si caes hacia lo alto,
el zodiaco es tu cuerpo
arcano de mi desgracia.
Antología del desperdicio, Aneta Biursch, p. 15